El otro día Kusuoka-san, un investigador del museo con el que cogí el último autobús que salía hacia la estación de tren, me dijo si quería cenar fuera, que era muy tarde. Le pregunté si no le importaría a su mujer, y me contestó que ella vive cerca de Tokyo, así que se ven muy poco. Me quedé muy sorprendido, pero intenté disimularlo, y le dije que sí, que encantado, porque además eran más de las 8, hubiese llegado a casa a las 9 y no tenía ganas de cocinar. Así que me llevó a un restaurante japonés en las cercanías de la estación de tren de Kusatsu, es decir, un restaurante cualquiera. Por fuera, un enorme escaparate con las réplicas de los platos en plástico me plantearon una decisión difícil, porque me apetecía la anguila (unagi), sushi y sashimi, soba, tempura, tonkatsu, ¡me apetecía todo lo que veía! Así que entramos, nos sentamos, pedimos dos cervezas y brindamos con el típico “Kampai”. Después pedimos, y yo le hice caso: escogí un set de platos pequeños, para probar distintas cosas, el que veis abajo. ¿El precio? 990 yenes, es decir, 9 euros justos ahora que el euro está por los suelos, 7-8 euros hace unos meses. ¿Alguien me puede decir dónde puedo comer –repito: agua y té gratis- algo parecido en València, sentado confortablemente en un espacio semiprivado, por menos de 10 euros? Sencillamente no existe en mi estafa de país, algo más grave aún si recordamos que Japón es un país más desarrollado que España, y en el que el nivel de vida es mayor en todos los aspectos.
Set de restaurante: arroz, sopa de miso, sashimi (vieira y atún), tofu con huevo y setas, espinacas con alubias, tempura (gambas, pimiento, calabacín, patata dulce)
No hay comentarios:
Publicar un comentario