Mi estantería, a punto para una hecatombe
Los “Cup Noodle” (en realidad una marca, lo mismo que pasa cuando decimos “Kleenex”) son la prueba definitiva de que los japoneses son el pueblo escogido por Dios, porque mejor maná no imagino. A los israelís les debía tener tirria, porque mira que tantos años a base de maná old style en el desierto no tiene nombre. Después de crear las croquetas de mi madre y la tortilla de patatas y cebolla de mi abuelo, Dios se encontraba exhausto, al haber puesto toda su sabiduría culinaria en esos dos platos. Así que decidió, en su infinita sabiduría, crear algo sencillo y rápido para tomarse viendo el WoH (World of Humans, su particular videojuego) en pantalla de 12.000 km envolvente: los Cup Noodles, ramen deshidratado que aguanta meses y meses sin problemas –excepto si está en la misma habitación que Acebes, entonces al par de días está para tirar, porque los fideos se vuelven psicóticos y no saben si están hechos de morcilla o de lechuga, y mantienen abiertas las dos líneas de investigación para averiguarlo. Y yo, que soy su profeta -Dios está gordo, así que nosotros somos los elegidos, y los mansos que heredarán la tierra, porque ¿cuándo habéis visto a un gordo hiperactivo, aparte de a Dennis Nedry?- he decidido difundir la palabra. Pero antes debo probar su creación, que yo no me lo trago todo –en ese punto Lewinsky y yo nos parecemos- así que, básicamente, y que es de lo que trata este post, he comido todos los tipos de ramen deshidratado de las convenience stores, AKA Kombinis xD
Las creaciones divinas no siempre tienen buen aspecto, pero os garantizo que saben bien
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