... si encuentras un billete barato, ¡claro! Ése es su principal inconveniente, pero una vez superado, y si ningún volcán lo impide, podréis disfrutar de un país que es una gozada para recorrerlo.
1) La gente. Motivo principal, es alucinante lo agusto que te hacen sentir. Siempre con una sonrisa y dispuestos a ayudar, no existe el concepto de “putear al turista” o “timarlo”. Estoy temblando ya de cuando vuelva, de lo gris que me parecerá todo, de lo antipática que me resultará València después de los “iIrashaimase!” y los “dozo”. Los camareros, incluso los de los bares más baratos, siempre saludan y despiden al cliente, diciéndolo a grito pelado. A veces casi te hacen la ola xD
2) El idioma. Porque para vivir es una putada, pero para ser turista no importa. Los japoneses son los primeros que saben aprender su idioma es más difícil que desencriptar los mensajes de la Enigma, así que no sólo lo facilitan todo al máximo (muchos carteles en inglés e indicaciones para extranjeros) sinó que te felicitan en cuanto sueltas algo más que “arigatou”. A mí me resulta más fácil que Francia y Bélgica... O que Andalucía, claro! xD Eso sí, conviene saber unas 20 palabras básicas: gracias, por favor, váter, agua, cerveza, esto/aquello... No soporto a los angloparlantes que simplemente llegan y empiezan a hablar inglés, sin tan siquiera esforzarse un poquito en aprender algo del idioma del país que visitan.
3) El transporte. Que sí, que es caro, pero es muy, muy, muy, muy bueno. Puntual, rápido, con multitud de combinaciones y mucha información, a la vez que un eficaz y muy sencillo mecanismo de pago tanto en autobuses como en trenes. Los taxistas son especialmente conocidos por su amabilidad y diligencia, y no bajan la bandera si hay atasco. ¿Os suena? A mí tampoco
4) La comida. Alucinante. Diversísima. Deliciosa. Fantástica. Inexplorada. Con materias primas espectaculares, es mucho más de lo que se nos vende. La comida japonesa es, junto a la española, la mejor del mundo sin duda alguna. Tienen la mejor comida rápida que he probado (ramen, soba, udon... fideos en caldo), que encima es muy barata (por 700 yenes, unos 5-6 euros si Europa no se estuviese hundiendo) tienes un bol grande, por supuesto con agua y té gratis (otro de los puntos a favor, ¡ya está bien de timarnos con el agua!). Tienen la comida Kaiseki, que es una especie de “açò ho pague jo!”, ecir, libertad al cocinero para que haga lo que quiera, con multitud de platos distintos y parte de la cocción en tu mesa. Tienen buen sushi hasta en el supermercado y las gasolineras, la ternera está increíblemente buena, el pollo a la brasa es simple y sabrosísimo, cocinan las anguilas de forma delicadísima, la buena tempura recién hecha es para cerrar los ojos y entrar en un anuncio de Ausonia... ¿Fallos? Los postres son inexistentes o europeos, aunque no suelen tomar casi nunca, y la fruta es la gran desconocida en las comidas. No tienen vino, aunque sí sake –que no lo considero como un sustituto, sino como un complemento- e incluso buena cerveza, de la que recomiendo Yebisu.
5) Los alojamientos. Desde un ryokan con tatami y onsen, hasta un hotel del amor decorado a tu gusto, pasando por templos, hoteles de todo tipo (incluidos los hoteles-cápsula), hostels y casas de huéspedes. El alojamiento en Japón es muy diverso, y no es muy caro (depende del tipo de cambio). El personal siempre es muy amable y está dispuesto a ayudar. Alojarse en un ryokan con onsen, ponerse la yukata, cenar en el tatami y dormir en un futón es toda una experiencia. Palabra
6) La seguridad. No, no te van a robar la cartera, ni la cámara de fotos, ni nada. No vas a tener miedo si te pierdes y deambulas a la una de la noche por una calle oscura cerca de las vías del tren, no vas a tener que ponerte la mochila en el pecho, ni a guardarte el dinero en cinturones secretos, ni a alejarte del metro a ciertas horas, ni a evitar ciertas zonas. Lo que vas a ver es cómo la gente deja el bolso para guardar el sitio en una mesa de un restaurante en un centro comercial atestado de gente, cómo los ejecutivos se duermen al lado de sus maletines desatendidos en el metro, cómo entras a una tienda en la que no hay nadie, ni tampoco medidas de seguridad, y tienes que llamar a un timbre en el mostrador para que alguien baje a atenderte. En muchas ciudades europeas no hace falta ser especialmente cauteloso, aunque siempre conviene saber un poco dónde se va, y dónde se puede uno meter, y a qué horas. En Japón, nada de eso hace falta. Simplemente disfrutas del país, sin preocuparte.
7) La diversidad: ¿Quieres megalópolis, compras a la última y arquitectura moderna? Tienes Tokyo y Osaka. ¿Quieres templos, tradiciones, calles llenas de historia? Tienes Kyoto y Nara ¿Quieres naturaleza? Tienes los Alpes Japoneses (Kamikochi), volcanes (Aso) y territorios salvajes por descubrir (Hokkaido). ¿Quieres playas paradisíacas? Tienes Okinawa ¿Quieres historia reciente en ciudades vibrantes? Tienes Hiroshima y Nagasaki ¿Quieres islas con santuarios y senderismo? Tienes Miyajima en versión mini, Shikoku en gigante. ¿Quieres museos? Te vas a hartar. Y eso són sólo agunas de las poquitas cosas que conozco, seguro que hay mucho, mucho más
Y un par de pequeños inconvenientes (ya lo dicen al final de una de las mejores comedias de la historia del cine, "Some Like It Hot":
- Estación lluviosa de junio a julio. Calor húmedo e insoportable de julio a septiembre.
- Mosquitos, arañas para dar y vender, serpientes venenosas, abejas asesinas, osos.
- Terremotos, tifones y tsunamis.
Así que ya lo sabéis... Japón os va a sorprender. Sí o sí.
Joder, macho. ¿Te han contratado como comercial? Estás vendiendo Japón tan de putísima madre que dan bastantes ganas de ir.
ResponderEliminarDe todas formas, por sembrar un poco de debate y no permanecer en plan dócil xD, ¿has oido eso de que los japoneses son una sociedad enferma? ¿Por qué crees que se dice eso?
Ara mateix "la envidia me corroe" i si, no es una broma per a viure a Andalusia de vegades has de fer un curset per entendre'ls, no és broma
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=wJgr_mwcR1g