martes, 30 de marzo de 2010

Cuatro formas de aprender japonés (o 165 euros a la basura, Rosseta stone, japonés para el viajero y Japoneando)

Más o menos el título del post resume lo que ha sido mi aprendizaje (?) del japonés. En un primer momento, allá por octubre, me matriculé de un curso trimestral de japonés en la universidad (165 euros). Como no podía ser menos, llegué tarde (joder, ¡era sábado por la mañana!), y la profesora ya se había presentado, había escrito algo en la pizarra y la primera de la fila se había levantado para hablar. Primero decía algo ininteligible -en japonés, supongo-, y después, la profesora -una japonesa que no paraba de recordarme a Usun Yoon- les preguntaba por el motivo de meterse en un berenjenal como aquél -ecir, aprender japonés. La inmensa mayoría tenían un nivel previo -algunos kanjis, sílabas del hiragana, etc- gracias al anime y compañía, pero no tenían ningún proyecto real de irse a Japón -cosa que entiendo, dado que ir de turista unas dos semanas cuesta de media unos 1500-2000 euros. Así que era más por ganar frikipoints de cara a sus colegas otakus que por la necesidad de aprender una lengua para sobrevivir en un país extranjero. Mi conversación fue más o menos:


- Andreu-san, ¿Por qué quieres aprender japonés? ¿Tienes algún conocimiento previo?
- Pues porque en mayo me toca irme a Japón tres meses y más me vale saber algo, que como voy a estar entre arrozales me han dicho que lo del inglés allí no lo tienen muy claro. No tengo la más mínima idea de japonés, no he escuchado música en japonés ni he leído nunca un cómic manga -trola, pero Adolf, de Osamu Tezuka, casi no cuenta, y con Bola de Drac no tenía aún mis facultades mentales plenamente desarrolladas.


Después de aquello quedó claro que el único de la clase que se iba a ir a Japón sí o sí durante 3 meses y becado (tuve que explicar algo más sobre el porqué, claro está) era un gordo tardón al que no le gustaba lo poco que conocía de la cultura japonesa.
Durante el resto de clases a las que fui (3 ó 4, el despertador no sabe dar la alarma un sábado por la mañana xD) quedó claro también que, en una jocosa ironía del destino, era yo quien menos sabía, el único que no sabía ninguna sílaba del hiragana, el único que de hecho no sabía qué cojones era el hiragana antes de la primera clase, el único que tampoco sabía ningún kanji, ni nombre en japonés, ni la típica tontería del "Moshi moshi!" . Ahora que lo pienso, lo que he aprendido desde entonces no me parece que esté tan mal xD

Después de esto -ojo, la profesora era muy buena y en los pocos días que estuve algo aprendí-, un compañero me recomendó empezar a usar Rosseta Stone, un programa de autoaprendizaje de idiomas que la gente ponía bastante bien. La verdad que no está mal, aunque a veces cansa que los personajes siempre estén comiendo, bebiendo, nadando o corriendo. Supongo que en niveles superiores poco a poco irá complicándose la cosa; al menos, lo bueno que tiene es que te obliga a hablar japonés y a escuchar mucho, lo que al final ayuda bastante.

Pero con las prisas del viaje -menos de un mes- necesitaba empezar a hablar algo del japonés básico, de supervivencia, diario, nada de "estos niños comen manzanas" ni del vocabulario random de clase. Así que me compré esto:




Lo que básicamente es un compendio de frases útiles, escritas en japonés (fonético -quicir, cómo se pronuncia- y en hiragana/kanji) y castellano, que incluyen desde situaciones cotidianas relativas al transporte o la comida, hasta el sexo. La verdad que por unos 8 euros la guía está muy bien, es cómoda para llevarla siempre encima y en caso de apuro siempre se puede enseñar la frase en japonés a un nativo.

Y por último, he descubierto Japoneando, una web (aunque yo prefiero ver los vídeos desde el Youtube) que enseña rudimentos del japonés mediante vídeos en los que sale un tal David, ayudado por una o dos chicas japonesas. Son sencillos, cortos y aunque a alguien igual no le gusta el estilo, hacen su función y se te quedan algunas cosillas.

Así que estas han sido mis 4 formas de aprender japonés. Ya os digo que aún no he pasado de "agua por favor" o "un ticket para Tokio, por favor", pero bueno, también es verdad que una vez esté allí espero mejorar cada día... O no.

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