martes, 16 de noviembre de 2010

Sobre el anuncio de Ono y las excursiones de escolares

Después de meses he decidido volver a colgar nuevas fotos e historias, en parte por la insistencia de algunas personas, y en parte porque lo prometido es deuda. Y también, para qué negarlo, porque he visto un par de anuncios que me han recordado dos experiencias muy concretas (y diferentes) de Japón. De momento le toca el turno al anuncio de Ono, en el que salen unos escolares monísimos con sombreros amarillos. Y pensaréis ¿es verdad o es para hacer más llamativo el anuncio? E imagino que ya vais adivinando la respuesta ;)

Sí, los niños siempre van con un gorrito o sombrero (y uniformados), al menos cuando van por la calle en horario escolar. Además, hay variedad de sombreros, supongo que para no confundirse en las mareas de locos bajitos que se originan en sitios muy concurridos. Sin embargo, mi encuentro con uno de estos grupos lo tuve en Kanazawa, mientras tomaba unas muestras de agua en unos arrozales de las afueras de la ciudad. De pronto mi lugar de trabajo se vio invadido por una horda de niños y niñas, quienes, a pesar de la disciplina que intentaba imponer el profesor, se dispersaron rápidamente por los bancales. Algunos tomaban apuntes en una libreta, presumiblemente sobre las variables ambientales y limnológicas del ecosistema. Me pareció increíble -fantástico- que los alumnos se iniciasen tan pronto en un camino que a mí me había costado 25 años empezar.

Y en esas estaba yo -botas enfangadas, manos empapadas, camiseta sudada- cuando se acercaron un par de niñas monísimas que me preguntaron qué estaba haciendo. Supongo que pensaron que estaba en un lugar tan alejado de los circuitos turísticos, que por fuerza debía llevar un tiempo en el país y saber japonés. O no pensaron nada y simplemente preguntaron. Yo levanté las cejas y sonreí, pero afortunadamente Takahiro (el profesor de universidad que nos acompañaba), empezó a contestarles; sólo entendí las palabras "agua" "español" e "investigación". Las niñas se pusieron a aplaudir emocionadísimas, y durante unos cuantos minutos -hasta que tuvieron que irse- se quedaron mirando, muy atentamente, todo aquello que yo hacía (medir el pH, temperatura y conductividad del agua, filtrar con una jeringuilla...).

Y me pregunto yo, ¿si unos niños españoles se encuentran con un investigador japonés que estudia los arrozales, se les iluminaría la cara así? Me alegraron la tarde, y ahora, gracias a Ono, me acuerdo de ellas y os lo cuento a vosotros.


3 comentarios:

  1. Ja m'ho havies contat, pero continua impresionant-me la història. Entre altres coses pel ben escrita que està, supose.

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  2. Me encanta, he dado con tu blog buscando el anuncio de ono por 32847638 vez; es algo que te alegra el día.

    Me parece interesante el blog, no sé si sigues actualizando o no, voy a echar un vistazo; sería una pena si no lo haces

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  3. Gracias! También alegra que la gente se pase y lo comente ;)
    Intento actualizar (aunque ya no estoy en Japón), pero no siempre tengo tiempo... Y eso que aún me quedan algunas cosas que poner y tengo algún post a medias en el Word...
    A ver si inauguro la cuenta de enero un día de estos.
    Saludos

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