martes, 4 de mayo de 2010

Tres souvenirs


Lo que veis enla foto son tres tarjetas que ya tengo a la semana de llegar a Japón, ¡todo un récord! La primera es de BIC Camera, creo que la tienda de electrónica más grande de Kioto, en la que puedes obtener un descuento de 5% con duty free o un 10% en puntos para volver a usar. Como resulta evidente, la mayoría de turistas, si compran, optan por el descuento directo, pero yo, como tengo que volver (he encargado un anillo para trípode un objetivo, que en Valencia me pedían 120 euros sin portes y aquí me cuesta 35), me he hecho socio después de pillarme la Canon S90, la mejor compacta bolsillera del momento. Para otro post dejo la comparación con la LX3, G10, G11, EX1 y CX3, pero si queréis una compacta con buena sensibilidad ISO, angular, controles manuales (y RAW), y que quepa en un bolsillo, ésta es vuestra cámara. Lástima que en España cueste más que una réflex básica...

En fin, que ya tengo cámara para ir en bici, callejear e ir ligero cuando quiero dejar a mi fantástica D90 en casa, que para templos, paisajes y demás es una pasada, pero si sólo quiero dar una vuelta hacer disparos rápidos o incluso robados la S90 cumple, y mucho.

Lo segundo es la ICOCA, tarjeta de transporte para el tren, unos 30.000 yenes por 3 meses, lo que no es ninguna barbaridad teniendo en cuenta el uso que le voy a dar. Tampoco creo que lo lleguéis a tener, porque para un turista obviamente ni vale la pena planteárselo.

La tercera tarjeta es la que más quebraderos de cabeza me ha dado, por motivos obvios, y ojalá no la tuviese, pero bueno... El sábado, justo a la semana de aterrizar, me noté la pierna izquierda dormida, en lo que pensé que sería la típica mala postura al sentarme. Cuando me desperté al día siguiente, seguía igual y no había forma de despertarla, así que la cosa ya no era una extremidad dormida como nos pasa a todos. Con el síndrome de la clase turista en mente (sí, los gordos somos los más propensos, pueden aparecer síntomas varios días después y un París-Osaka es de lo más largo que hay por ahí) me dirigí al hospital, al que me acompañó Robin. Todo esto previa charla con mi seguro médico y con la aseguradora japonesa, con la que me ayudó Kanae, una chica japonesa que vive en la casa y que no para de solucionarme papaeletas.

Una vez en el hospital, me dieron un formulario en inglés para rellenar, y una vez entregado, apenas esperé 5 minutos a que me atendiera el médico. OJO: era fiesta en Japón, aquello era un hospital de urgencias y muchos de los otros estaban cerrados. Entré, me preguntó qué me pasaba y me dijo que era un pinzamiento de la femoral o no sé qué; yo le insistí con el tema trombosis y al final acabó recetándome aspirinas, porque decía que un medicamento anti-trombosis era muy heavy (That’s heavy duty!) para una persona tan joven, a pesar de estar gordo (cosa que obviamente no se cortó en comentar xD). Así que pagué mis 5.800 yenes a la salida, como en Mercadona, y me fui a la farmacia de la lado, en la que a pesar de ser el único esperando estuve más tiempo que en hospital para conseguir unas simples medicinas (con prospecto en japonés, obviamente).

Hoy, dos días después, sigo más o menos igual, pero ahora sé que no tiene nada que ver con el tema de los coágulos; desde Ajpaña me han comentado que efectivamente, muy probablemente sea un pinzamiento por hacer el gilipollas la primera semana y estar de pie así como 14 horas seguidas durante varios días, andar más en un día que en las dos semanas previas, cambio de hábitos de sentarme, cama, etc... Así que de momento voy a intentar tomármelo con más calma, descansar algo más y ponerme bueno, que tengo que ir a Tokio dentro de poco!

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