martes, 22 de noviembre de 2011

Tonkotsu Ramen de panceta y chorizo.

Para "celebrar" el 20N, decidí hacerme un Tonkotsu Ramen (la copia china -Demae Ramen- que se puede encontrar en un ChinoMarket por 50 céntimos -0,95 en el TimoClub del Gourmet del ECI-) y abrir una Leffe Bruin. Mientras esperaba a que hirviese el agua de la kettle, un chorizo y dos tajadas de panceta que tenía en la nevera me miraron con ojos tristes, así que decidí que, por qué no, podrían acompañar a unos fideos en caldo con supuesto y sospechoso sabor a cerdo. Dicho y hecho: los pasé por la plancha, y después los dejé 3 minutos con el agua hirviendo. El resultado, mejor de lo esperado, quizás por el hambre, quizás porque el chorizo era muy bueno -el embutido de Llíria es punto y aparte-, o quizás por el efecto de la cerveza. En cualquier caso, ahí va el resultado:


いただきます! (Es decir, Itadakimasu!, que es la expresión que los japoneses dicen antes de comer -incluso solos-, y que no es exactamente una bendición, sinó que se puede traducir por "recibo humildemente")


miércoles, 16 de noviembre de 2011

KLM, Japón y las 1000 visitas

Desde que retomé el blog, en parte gracias a ser espoleado por KLM, se han producido más de 1000 visitas, lo que no sabéis lo contento que me pone. Es cierto que ahora también cuelgo los enlaces por Twitter, pero vaya, que me alegra saber que sigue visitando gente este garito, a pesar de que seáis silenciosos y lo leáis sin comentar ;-)

Sobre el affaire del viaje con KLM a Japón, he de deciros que los CM de @KLM_ES se han portado fenomenal. A priori mi propuesta lo tenía todo para no recibir ni una contestación, pero al final han sido unos cuantos DM's. Tras ellos, la cosa está parada, y de momento no hay posibilidad de que ejerza de embajador de KLM por Japón, pero vaya, de todo se aprende, y ahora sé que incluso las propuestas más arriesgadas (pedir que te regalen un billete) pueden ser consideradas si se plantean bien y se exponen los motivos.

Y si finalmente todo esto llega a buen (aero)puerto, lo sabréis los primeros ;-) Hasta entonces, seguiré colgando fotos y experiencias, que es de lo que se trata. ¡Mata ne!

viernes, 11 de noviembre de 2011

Una noche más en el Manga

Hace un par de días estábamos María y yo por el centro, y decidimos dirigirnos hacia el Manga Sushi Bar, el mejor sitio donde probar en Valencia el auténtico sushi (nada de esas porquerías dulzonas y plastificadas de los Woks, "asiáticos", y demás). Hacía ya un tiempo que no nos pasábamos, y lo cogimos con ganas. Elena lo borda, definitivamente; y más con bonito fresco, algas recién traídas de Nueva York y la promesa de hacer Ramen un día de estos, a partir de una receta de un chef coreano de EE.UU (cuyo libro, Momofuku, pudimos hojear). Os dejo con algunos platos, por si este fin de semana queréis acercaros (a digerir con buena comida la que se nos avecina), o bien a partir del día 21, que participan en la semana de Cuina Oberta (iniciativa muy interesante que os recomiendo que aprovechéis).




Udon (fideos gruesos) con shiitake (setas japonesas) El olor -y el sabor- que quizás más me hacen recordar Japón. Es instantáneo: me lo plantan delante y me encuentro en una pequeña taberna de Kioto. Y con una cara de felicidad...




Tartar de bonito con algas made in NY. Espectacular el pescado y el aliño.





Y para finalizar, un poco de sushi: nigiris de salmón, huevas de pez volador maceradas en wasabi y anguila japonesa ahumada, maki de salmón y uramaki de seta japonesa salteada con espinacas y zanahoria envuelto en sésamo y con salsa de miso dulce.





PS: Los de KLM (@KLM_ES) me han comentado que está difícil lo del viaje a Japón. Tampoco es que quisiese ir por la cara, tan sólo con una rebaja del asiento más cómodo para ver si vale la pena, y así poder contároslo ;-) En fin, seguiremos insistiendo (sin machacar) a ver si la próxima vez que vuelvo a Japón es en un cómodo B-777 de KLM

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Una foto

Sí, esto va en serio (lo de volver a escribir en el Blog), y más viendo que desde que colgué la nueva entrada tengo más de cien visitas nuevas en menos de 24h. Gracias ;-)

Así que hoy, aunque estoy liado y con mucho trabajo, recupero una foto que me gusta especialmente (pendiente de ciertos retoques, eso sí). Cuando colgué mi post del viaje por Japón, hace ya demasiado tiempo, no puse ninguna foto de Kioto, mi ciudad, con la excusa de hacerlo más adelante (en realidad, se merece un blog entero...). Poco a poco he ido subiendo algunas, pero pocas tan representativas como ésta de lo que es una ciudad que fue capital de Japón durante tantos siglos: templos, belleza y una tranquilidad que te abruma. Y más cuando paseas, medio perdido, por el Fushimi Inari Taisha (伏見稲荷大社), uno de los templos más maravillosos de toda la ciudad (y probablemente del país). Es una montaña entera, con miles de Torii (sí, esas "puertas" rojas que véis en muchos templos sintoístas) diseminados, en la que te puedes perder -mejor dicho: en la que te perderás- entre sus más de 32.000 capillas (no, no es broma), sus caminos, lugares de reposo y miradores. No sé cómo conseguí salir de allí, sin apenas orientación ni entender señal alguna, pero sé que fue uno de mis mejores días en Kioto. Salí feliz, sudado por la humedad y el esfuerzo de subir la montaña, recordando mis encuentros con un amable hombre que me indicó, sin yo pedírselo, cómo subir a la cima, y con jugadores de béisbol entrenándose en empinadísimas escaleras.

Tengo muchas, muchísimas fotos de éste templo, pero os pongo la que quiero ampliarme para la pared del comedor.



Quizás os suene de "Memorias de una Geisha". A mí no, pero me fijaré si la vuelvo a ver...



PS: ¿Volveré a perderme entre los Torii en unos pocos meses gracias a @KLM_ES? No lo sé aún :-)

martes, 8 de noviembre de 2011

Retomando el camino o el tuit de KLM

A veces, las circunstancias se alían para que pienses que debes retomar un camino, y en mi caso ése camino es el blog, Japón y el japonés. Después de algún tiempo con el blog a medio gas, aunque con comentarios de gente que llegaba por Google a alguna de las entradas (¡sí, esos comentarios que hacen tanta ilusión!), he decidido volver a escribir. ¿Por qué?

En primer lugar, porque estoy aprendiendo japonés, pero esta vez en serio (o eso intento), y seguro que mantener un blog sobre Japón me ayuda a la hora de practicar. Quiero empezar a poner nombres en Nihon-go (japonés), porque así podré explicar mejor su cultura, que va más unida al idioma de lo que creemos.

En segundo lugar, porque, como ya he repetido alguna vez, se me quedaron muchas, muchísimas cosas a medio escribir. Y ahora, medio año después de la catástrofe de Japón, tengo aún más ganas de contaros cómo viví, lo que vi, y cómo mantengo el contacto (¡a ver si Isabel-san se lo curra y me hace una colaboración!). Sigo sorprendiéndome con las fotos que almaceno en mis discos duros, cuando saco un folleto de publicidad, cuando veo alguna noticia en la que salen sitios en los que estuve (como esta entrada del blog). Japón no se acaba nunca.

Y en tercer lugar, porque volveré, como diría Arnold en Terminator 2. Y volveré, probablemente, gracias a KLM (aquí su web, y aquí su cuenta de twitter, que no hay que perderse para estar al tanto de ofertas increíbles). El otro día me llegó al correo un aviso: MAD-KIX por 518 euros. Eso es un precio bestial (pagué el doble hace poco más de un año) y con la posibilidad de volar en muchas fechas... como por ejemplo en primavera, en plena fiesta de la floración de los cerezos. Y encima llegando a Osaka, aeropuerto digno de un documental de Megaconstrucciones del Discovery (que de hecho lo hay), pero a la vez sencillo y claro, y con conexión directa con Kioto.

Los que me conocéis, sabéis que tengo SERIOS problemas para poder meterme en un asiento de un avión estándar, y no por un sobrepeso exagerado, sinó por altura y complexión. Lo de estar cómodo en un avión es algo que ni contemplo. Para gente como yo, parece ser, compañías como KLM inventaron una clase intermedia entre la Business y la Turista: “Economy Comfort”, una especie de híbrido en el que prima la comodidad y se prescinde de algunos los lujos que pueden resultar innecesarios cuando lo que se busca es caber en tu asiento. La verdad que la cosa pinta muy bien, y tiene todo el aspecto de ser justo lo que voy buscando cuando hago un viaje tan largo, pero... Siempre hay un pero: a pesar de que estos asientos tienen un precio competitivo y significativamente menor que primera clase, no puedo permitírmelos. Así que, como soy como soy, les propuse a los Community Managers de @KLM_ES que me regalasen un billete en Economy Comfort para que pudiese experimentar, de primera mano, la experiencia de volar cómodo por primera vez en mi vida. A cambio, yo les prometía toda la publicidad del mundo, entre mis amigos y familia, en mi blog, en Twitter y en Facebook. Aunque pueda parecer una oferta condenada a caer en el olvido de las menciones del TL, en @KLM_ES no sólo me han contestado y me siguen, sinó que han decidido estudiar la oferta. Y sinceramente, creo que hacen bien. El boca a boca es la mejor publicidad que puede tener una marca, sin duda alguna. Y más en éste caso: poca gente se decidirá a dar el paso de comprar un asiento más caro sólo por lo que ve en una pantalla de ordenador; sin embargo, si una persona de 1,94 y espaldas de nadador le dice que ha ido cómodo y que ha valido la pena el desembolso, probablemente se lo tomará más en serio.

Y aquí me tenéis, retomando el blog, haciendo los primeros y poco disimulados guiños a KLM, esperando vuestros comentarios y pensando cuál será el próximo post. ¿Será una fotografía de mis billetes a Japón gentileza de @KLM_ES? Quién sabe...

Mientras, os dejo con un par de fotos: la primera, de cómo de apretado iba volviendo de Frankfurt a Valencia, hace ya tiempo, para que veáis que no exagero cuando hablo de mis problemas aeronáuticos. La segunda es de un vuelo transatlántico en el que no dormí nada a bordo de un 747, hará un par de años. Lo mejor, la ventanilla, que hizo más amenas las siete horas que pasé de pie.


Sí, el símil de "sardinas en conserva" es de lo más adecuado, lo sé.


Disfrutar de la rimavera en el Ártico en un dia soleado, a 10.000 metros de altura, bien vale estar de pie siete horas...