Estoy ahora en el CDG, esperando el vuelo a València, rodeado de gente bastante rubia, a veces con el pelo rizado y con los ojos muy raros. Algunos intentan hablar por el móvil, pero en realidad lo que parece es que nos cuenten a los demás sus putas vacaciones, que además de tópicas no me importan una mierda; otros, parapetados tras un mostrador de lo más impersonal, te cobran 3,80 euros por una miserable botella de agua, algo que en Japón directamente no se creen; la gente tropieza y apenas sale un murmullo de sus bocas, en el mejor de los casos. Nadie da la bienvenida a su tienda, aún cuando aquí sí que eres tú el que les haces el favor de entrar, entre los precios y las caras que ponen.
Estoy ahora en el CDG, como hace tres meses, y joder, esto se ha pasado muy rápido. Tanto que no sé si equivocarme de avión y desayunar un bol de ramen en la estación de Kyoto.
Estoy ahora en el CDG, como hace tres meses, y joder, esto se ha pasado muy rápido. Tanto que no sé si equivocarme de avión y desayunar un bol de ramen en la estación de Kyoto.
ànim amb la tornada!
ResponderEliminarQué dur se te va a fer... xD
ResponderEliminar¡Animo Andreu! El CDG es siempre una bofetada, nada tiene sentido y maldices ya la añoranza de lo vivido. Lo que vas a sufrir a partir de ahora es el Sindrome de Stendhal y no cerrar tu blog hasta que te vuelvas a "encontrar" es una buena medicina.
ResponderEliminarTodavia tienes muchas cosas que contar(nos) y contar(te) sobre estos tres meses.
Despues del primer viaje, me pasé meses sintiendo que me faltaba algo: algo que había dejado allí.
A partir de ahora, cuando vayas a hablar sobre como te sientes, asegurate de hacerlo con gente que sepa lo que es "aquello", gente que haya sido capaz de llorar de emoción en alguno de sus viajes, gente que entienda que Japón no es un viaje más sino una experiencia completa de vida y de relaciones.
Gordonauta, sigue escribiendo y bienvenido a la que antes era tu casa.